Las localidades que conforman el concejo de Villaviciosa se sitúan en numerosos valles que confluyen hacia la costa. Valles rodeados de suaves montes con el color verde peculiar que le confiere la vegetación que les cubre. Por ellos discurren numerosos arroyos costeros, pequeños ríos de breve recorrido y escaso caudal cuya confluencia conforma la ría de Villaviciosa, declarada Reserva Natural por el Principado de Asturias.
El concejo de Villaviciosa, en sus 23 km de costa, cuenta con 7 playas, desde la más oriental, Misiegu, Rodiles, El Puntal, Tazones, Merón, España y La Ñora, encajadas entre acantilados suaves y rodeadas de frondosa vegetación. En muchos de estos acantilados pueden apreciarse las huellas que dejaron los dinosaurios antes de su extinción, hace 65 millones de años.
La historia muestra que los primeros indicios de poblamientos en el concejo se remontan a épocas prehistóricas. Existen vestigios de yacimientos paleolíticos, neolíticos, castreños y romanos. Villaviciosa, "Villa-Fértil", tiene su origen en Puebla de Maliayo, que fundó Alfonso X El Sabio en 1270.
No se puede olvidar mencionar la arquitectura popular, las casas mariñanas, los hórreos, las paneras, los molinos harineros y, como no, los llagares, que son fiel reflejo de la vida tradicional. Destaca asimismo el valor artístico de alguna de las obras de talla e imaginería, como la Virgen del Portal de Antonio de Borja. Entre las esculturas no religiosas destaca la aldeana de Mariano Benlliure y la del parque de Ballina de Eduardo Úrculo.
Si nos referimos a otras actividades lúdicas, no es posible enumerar todas las fiestas y romerías que se suceden a lo largo del año. Cada localidad, cada aldea cuenta con numerosas tradiciones que hacen posible que, con increible frecuencia, los trajes tradicionales y la música de gaitas reclamen la atención de vecinos y visitantes. Y, como no, un último apunte sobre las delicias gastronómicas que ofrecen estas tierras, que son objeto de innumerables jornadas gastronómicas a lo largo del año.
Todos estos platos adquieren su esplendor acompañados por la bebida tradicional de estas tierras: la sidra. Villaviciosa, con otros cinco concejos componen la Mancomunidad de la Sidra. Desde 1960 se viene celebrando el Festival de la manzana. Las manzanas de mesa y de sidra reciben sus premios, como también lo hacen los mejores escanciadores de este mosto. El mar Cantábrico es pródigo en pescados y mariscos que son la base de una cultura gastronómica que no solo ofrece variedad sino una calidad notable. La carne de vacuno criado en sus valles se degusta junto a la de jabalí o arcea. Los postres, entre los que hay que destacar la tarta de Villaviciosa, la confitura de manzana y, como no, el arroz con leche.